Una estrategia prusiana para Ucrania

Shark9208888/Shutterstock

Han transcurrido más de dos años desde el inicio de la guerra de Ucrania, y la impresión generalizada es que los rusos no tienen ninguna prisa en que finalice y ni siquiera por firmar un armisticio provisional. Por encima de las estaciones del año, parece estar el “general tiempo”, con el que Putin piensa que puede obtener su victoria definitiva. Superiores efectivos militares, cuantiosos recursos económicos y la aprobación de una mayoría de la población rusa, convencida de que está ante una guerra exigida por la historia o ante una “cruzada nacional-religiosa”, son las bazas de Moscú.

Pese a todo, un historiador estadounidense, Alexander S. Burns, especialista en historia militar e historia del siglo XVIII, ha mirado al pasado en un artículo para la web War on the Rocks, para afirmar que Ucrania se enfrenta a una guerra de desgaste similar a la que viviera Prusia durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763), cuando el entonces pequeño Estado alemán tuvo que luchar a la defensiva, acosado por Rusia y Austria. Un planteamiento muy diferente al de un ejército prusiano identificado con una guerra ofensiva, casi un precursor de la “guerra relámpago” hitleriana. Esta estrategia de resistencia fue la preconizada por el príncipe Enrique de Prusia, hermano del rey Federico II el Grande, que convirtió la desventaja de una lucha defensiva, aunque persistente, en una oportunidad para una victoria final con la retirada del enemigo, en este caso los austriacos.

La enseñanza de la historia que extrae Burns no es la de que la historia se repite y hay que extraer de ella lecciones automáticas. Su enseñanza aplicable a Ucrania se fundamenta en esta perspectiva: el elemento más débil en una guerra de desgaste puede ganar si, en vez de centrarse en contraatacar al enemigo, refuerza sus posiciones hasta que otros factores actúen a su favor. En definitiva, se trata de no perder terreno, o perder lo menos posible. El problema surge cuando se esperan victorias significativas y una recuperación espectacular de territorios perdidos.

Por tanto, Burns recomienda a Ucrania mantener sus posiciones y considerar, por encima de otros criterios, que esta es una guerra de supervivencia. Sería un modo, ciertamente costoso y nada brillante, de demostrar al enemigo que no está logrando resultados, que no está ganando la guerra. Ni que decir tiene que esta estrategia defensiva debe ser respaldada de continuo con la ayuda mantenida de los aliados occidentales.

Burns no cree, en consecuencia, en las ofensivas prematuras de Ucrania, programadas en época de verano. Parecieron dar resultado en 2022, pero no fue lo mismo en 2023, y dadas las circunstancias, no habría que esperar que en el verano de 2024 cambiaran las cosas. Según Burns, las ofensivas ucranianas se harán a costa de cuantiosas bajas, y se alimentan de un espejismo: el gran número de bajas rusas en los ataques contra posiciones de Ucrania. Para Moscú, no es una derrota completa, porque tiene tropas suficientes para desempeñar el consabido papel de “carne de cañón”. Ucrania no es el mismo caso.

¿Seguirá Ucrania el consejo de Burns? No es sencillo, porque las guerras se libran también en el terreno de la opinión pública. En el caso de la ucraniana, sus gobernantes tienen que demostrar que llevan la iniciativa y que recuperarán territorios, pero ¿realmente compensan los avances territoriales que supongan una gran pérdida de vidas ucranianas? Además, los ataques ucranianos sobre territorio ruso no tienen un efecto disuasorio sobre Moscú. Al contrario, sirven de pretexto para ataques indiscriminados de drones y misiles sobre territorio ucraniano.

Cabe añadir que la politóloga francesa Marie Mendras, autora del reciente libro La Guérre permanente: L’ultime stratégie du Kremlin (ed. Calman-Lévy, 2024), asegura que Putin busca una guerra permanente, pues no desea la paz ni está en condiciones de ocupar la totalidad de Ucrania, y menos aún de gobernarla. Mendras asegura que su decisión de invadir el país fue una decisión irracional, propia de alguien incapaz de escuchar. Se ilusionó a sí mismo con una “victoria relámpago”, pero la resistencia ucraniana, por la que aboga el historiador Burns, no le deja otra opción que la de la guerra permanente.


Leave a Reply