Abr 27 2016

Sin novedad en el Consejo OTAN-Rusia

otan-rusiaDos años después de la suspensión de sus actividades en respuesta a la anexión de Crimea por Rusia, el Consejo OTAN-Rusia se ha reunido en Bruselas el 20 de abril. En medios oficiales rusos se ha subrayado, sin embargo, que la convocatoria se ha hecho por solicitud de la Alianza. En la rueda de prensa posterior a la sesión del Consejo, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, reconoció lo obvio: la existencia de puntos de vista divergentes entre los aliados y Rusia, si bien allí se escuchó lo que unos y otros tenían que decirse.

¿Fracaso? ¿Reunión infructífera? No se convocó para que diera frutos, y además cada una de las partes conocía bien la postura de la otra. ¿Está relacionado todo con la cumbre de la OTAN que se celebrará en Varsovia los próximos 8 y 9 de julio? Serán fechas en que las discrepancias con Rusia saldrán a relucir intensamente, sobre todo por parte de Polonia y los países bálticos, que siguen observando con comprensible inquietud la situación en Ucrania y que piden una mayor implicación de la Alianza, y de EEUU en particular, en la defensa de sus países. En este contexto complejo, la reunión en Bruselas de un foro de consultas políticas con Rusia, siempre cuestionado en su operatividad, acaso pretenda ser una tenue señal de que los puentes con Moscú no deben cortarse, y menos en estos momentos en que se han creado cauces de entendimiento entre rusos y norteamericanos en el conflicto sirio.

Pero la reunión  del Consejo OTAN-Rusia puede además responder a la inquietud de buscar una cierta estabilidad militar, que hace necesaria también la transparencia, en el este de Europa. Lo más preocupante han sido los incidentes protagonizados por aviones rusos en la región del Báltico, que se habrían acercado peligrosamente al destructor norteamericano  Donald Cook. No han sido los primeros, ni tampoco los últimos, y son un ejemplo más de que las medidas militares de la OSCE sobre fomento de la confianza y la seguridad  en Europa están siendo cuestionadas desde hace tiempo. El impacto de estas medidas, de probada eficacia en las épocas de la distensión y de la posguerra fría, parece haberse desvanecido en el momento actual, aunque el Documento de Viena de la OSCE, que contiene estas medidas actualizadas, se remonta al no tan lejano 2011. Y es que la situación en Ucrania ha trastocado todos los parámetros de la seguridad europea, además de cuestionar el papel de la OTAN y la UE.

La reunión del 20 de abril tampoco ha servido para recuperar la  cooperación práctica entre Rusia y la OTAN. Únicamente se mantienen canales para no perder un mínimo diálogo político. Stoltenberg declaró no ver ninguna contradicción entre el diálogo y la disuasión militar, a modo de respuesta a una pregunta de la agencia rusa Itar-Tass. Antes bien, la disuasión sería una forma de prevenir el conflicto. Por lo demás,  insistió que los aliados no volverían a la cooperación práctica con los rusos hasta que éstos no respetaran el Derecho Internacional. Moscú podría esgrimir el mismo argumento, entre otras cosas porque su concepto del Derecho Internacional no es idéntico. Tiene en la más alta estima la soberanía de los Estados y la no interferencia en sus asuntos internos, y en esta percepción, la Historia, baluarte inseparable del nacionalismo, reviste una importancia fundamental.

Una vez más, en la relación entre la OTAN y Rusia asistimos a la cuadratura del diálogo y la defensa. La Alianza está obligada a dar una respuesta de firmeza, sin llegar al conflicto, ante la situación en Ucrania, pero Rusia tampoco se puede quedar atrás y considera los movimientos de  sus fuerzas militares como acciones de autodefensa. Le basta con exhibir de continuo ante su opinión pública el mapa en que cuatro miembros de la OTAN, Polonia y las repúblicas bálticas, están a las puertas de sus fronteras. Desde esta perspectiva es Rusia la amenazada, y lo sucedido en Ucrania no dejaría de ser otra forma de evitar que la OTAN rodee a los rusos por su flanco sur.

La reunión del Consejo ha servido para expresar la preocupación de la OTAN ante posibles incidentes militares con fuerzas rusas. No hay otra novedad en este esporádico foro de consultas, aunque si el encuentro se ha prolongado más de lo previamente establecido, tal y como subrayó Stoltenberg, cabría concluir que Rusia comparte la misma preocupación.